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Despertar entre 5:30 y 6 de la mañana, salir hacia la escuela porque el horario de entrada a la preparatoria es a las 7, estar en clases hasta las 3 de la tarde; entonces llega el momento de regresar a casa para comer y descansar un poco… tal vez viendo televisión. Ya son las 5 pm y lo más divertido del día aún no comienza, ir al club a entrenar, donde se queda hasta las 11 de la noche. Este es un día normal en la vida de María Fernanda Rivera.

Como la mayoría de quienes lo practican, conoció el squash gracias a su padre, al principio a ella no le gustaba, era muy pequeña y le parecía aburrido pero la situación cambió cuando su progenitor ganó un torneo, entonces el deporte llamó su atención y ella le dijo: “yo también quiero jugar”, él aceptó apoyarla en todo. Ahí comenzó la historia, tenía como 9 o 10 años, su primer torneo fue realizado en el “Olympic” y comenzó a entrenar en el Squash Inn Regatas, en el Distrito Federal.

“Desde esa edad estuve segura de que era lo que quería hacer, comencé en sub 13 con Olimpiadas Nacionales, antes podían entrar los tres primeros de cada estado, en ese entonces yo no era nadie, me ganaban todas, en primera o segunda ronda siempre”.  

Fernanda actualmente está por cumplir 16 años, por su edad participa en los eventos Juniors y hace poco más de un año comenzó en Guatemala su camino a través del circuito profesional de la ahora WSA.

“En mayo del 2011 comencé en Guatemala, perdí en la primera ronda, después de eso salí a Torneos en Brasil, Montreal, Minessota y ahora tengo en puerta el WSA Mexican Open en las canchas de Samantha a finales del mes, en septiembre tendré en Orange County, otro más”.

Pese a que Fernanda considera que combinar esta actividad con los estudios es cansado, está convencida de que todo es posible y ante el apoyo que recibe de su escuela ella responde con buenos resultados en ambos rubros; incluso, ya tiene en mente qué carrera quiere estudiar.

“Tengo pensado como carrera decoración de interiores, arquitectura o relaciones internacionales, estoy convencida de que quiero seguir con una carrera después, sin hacer pausa, tal vez será pesado pero no es imposible, lo podemos ver ahorita con la clavadista (Paola Espinosa) y aún así, sigue estudiando en la Anáhuac del Sur y puede ser la número 1 del mundo, en realidad si se puede”.

Dentro del squash Mafer tiene varias metas bien claras, la primera y más cercana es para finales de este año, “llegar al US Open bien y llegar a la final, porque lo máximo que he alcanzado es semifinales, así que llegar a la final, ganarla y en el British llegar lo más adelante que pueda, porque ahí sólo me he quedado en segunda ronda, ahora quiero avanzar más que eso”.

Para cuando cumpla 18 años se vislumbra dentro de las 50 mejores jugadoras de la WSA, pero su sueño principal es estar dentro del top 10, “ya que nadie lo ha logrado del país, ninguna mexicana, el máximo sitio que ha tenido Samantha es el 11 y no ha podido entrar al 10, esta cañón la verdad, es muy difícil, las jugadoras tienen toda la técnica, físicamente súper duras, muy pesado”.

A Fernanda no la vimos en el Selectivo infantil y juvenil pasado en Monterrey por un par de razones, “uno es por problemas federativos, otra porque estaba entrenando para el WSA Mexican Open de fin de mes y el de California (Orange County), por eso tampoco voy a ir a Salamanca, aparte por la escuela, perder uno o dos días es muy pesado porque son temas nuevos, prefiero tomar todos esos días para otro permiso en un torneo fuera”.

“Claro, la primera es Samantha Terán que a pesar de haber comenzado a los 14 años ha llegado hasta donde está ahora, otra que me encanta su forma de jugar es la egipcia Ranem El Weleily (actualmente en el 2 de WSA), me parece admirable su manera de jugar”, por parte de los hombres considera que Ramy Ashour  de Egipto tiene demasiado talento, le parece un fuera de serie al que ha visto jugar y entrenar en vivo.

“El nivel del squash mexicano no es tan duro, pero no es por los jugadores sino que no hay apoyo hacia ellos, lo que veo es que acá en México no entrenan tanto, van a Estados Unidos y juegan cañón con los estadounidenses que diario están entrenando, yo digo que aquí en México tenemos muchísimo talento para salir adelante, lo único que hace falta es el apoyo de la Federación”.

“Si claro, aquí en México no vas a avanzar si quieres hacerlo tienes que salir del país porque simplemente acá no hay apoyos”. A pesar de estas aseveraciones sobre su futuro, ella está aún por sortear un gran dilema, “estoy decidiendo si  me voy a dedicar a esto como profesional estudiando acá en México o irme a una universidad de los Estados Unidos, me queda todavía un año para decidir que quiero,  lo que escoja cambiará todo el rumbo de mi vida”. 

María Fernanda Rivera está por cumplir 16 años el próximo 4 de septiembre, le gusta escuchar música, tiene en Alejandro Fernández a su cantante favorito y en Yathreb Adel, la egipcia, a su mejor amiga dentro del squash. El deporte es lo suyo, ciclismo, pádel y de no haber practicado squash le hubiera encantado jugar tenis.

Los Juegos Olímpicos acaban de terminar y la propuesta para dentro de 8 años está hecha, Fernanda es consciente de ello y sabe que puede ser  una gran oportunidad para ella, “lo sé, pero también me doy cuenta que es un proceso muy largo, primero para que entre el squash, que yo creo que sí estará en el 2020, pero también debo mentalizarme para tener un buen nivel, porque si lo dejas se acaba, necesito constancia”.

Constancia y disciplina, un par de valores muy importantes en la carrera de todo deportista que se fija un objetivo, en este momento Fernanda Rivera está en pleno crecimiento, en la búsqueda de ganarse un lugar en la actividad que más le gusta, consciente del esfuerzo que representa, con metas fijas y conceptos claros sobre su vida y el squash.